El Día de Acción de Gracias es famoso por su abundancia de comida y reuniones festivas, pero para quienes viven con la enfermedad inflamatoria intestinal (EII), esta querida festividad puede presentar desafíos únicos. La gran cantidad de platos, a menudo ricos y complejos, junto con la imprevisibilidad de los ingredientes y los métodos de preparación utilizados por varios cocineros, puede provocar malestar digestivo. Esto podría manifestarse como diarrea, calambres estomacales, náuseas o fatiga, compañeros no deseados de una celebración agradable.
La buena noticia es que un enfoque reflexivo en la planificación del menú puede convertir el Día de Acción de Gracias en un evento satisfactorio y agradable. Aquí hay una guía para navegar la fiesta teniendo en cuenta la EII:
Aves tiernas y sencillas
- Céntrese en la facilidad de digestión: Opte por cortes magros de aves como pechuga de pavo o pollo, preparados mediante métodos de cocción más suaves como asado, horneado o escalfado. Quitar la piel minimiza aún más el contenido de grasa y ayuda a la digestión.
- Adelgace: Corte finamente las aves cocidas para asegurarse de que se mastiquen y digieran fácilmente.
- Sazone estratégicamente: Mantenga los condimentos ligeros y relajantes. Utilice aceite de oliva o de aguacate con hierbas frescas y especias suaves en lugar de mantequilla o aderezos picantes que pueden irritar el intestino.
- Renovación de salsa: Omita la crema espesa y la mantequilla en su salsa. En su lugar, cree una salsa con la grasa y luego espese con puré de verduras para darle sabor y textura sin exceso de grasa.
Verduras de raíz horneadas y trituradas: comida reconfortante con un toque diferente
Los tubérculos como las patatas y las batatas pueden ser alimentos básicos del Día de Acción de Gracias que son más suaves para el sistema digestivo sensible a la EII cuando se preparan correctamente.
- Aproveche las texturas suaves: Durante los brotes, los tubérculos cocidos muy suaves son ideales. Hornear, hacer puré o asar batatas sin piel las hace fácilmente digeribles.
- Alternativas lácteas: Use aceite de oliva, leche sin lactosa o leche sin lácteos en lugar de crema para puré de papas y otras preparaciones.
Reimagina los clásicos: cazuela y relleno de judías verdes
No destierres los clásicos queridos de tu mesa de Acción de Gracias; simplemente ajuste sus recetas para que sean más amigables con la EII.
- Cazuela de judías verdes: Opte por condimentos clásicos como sal, pimienta, limón y hierbas en lugar de crema espesa, queso y cebollas fritas. Asegúrese de que las judías verdes estén cocidas hasta que estén muy suaves.
- Evolución del relleno: Cambie el pan rallado normal por masa madre, que a menudo es más suave para el intestino. Use caldo en lugar de mantequilla, saltee bien las cebollas y el apio (para una mejor digestión) y agregue especias aptas para la EII como orégano, jengibre, canela y cúrcuma. Considere usar arroz cocido o quinua como base si el pan le resulta difícil de digerir. El caldo de huesos agrega humedad sin grasas añadidas y ayuda a la digestión.
Dulces que no provocarán molestias
¡El postre no tiene por qué estar prohibido!
- Pastel de calabaza con un toque especial: Use leche sin lactosa o sin lácteos en el relleno y viértala en una base de avena o galleta Graham en lugar de una tradicional con mantequilla.
- Fruta al horno con avena crumble: Las manzanas o peras al horno con jarabe de arce, canela y un aderezo hecho con avena y yogur de origen vegetal son naturalmente calmantes.
Recuerde pelar las frutas antes de hornearlas para quitarles la piel más dura que puede dificultar la digestión.
La adaptabilidad es clave
La conclusión clave es la siguiente: el Día de Acción de Gracias no tiene por qué significar sacrificar el disfrute debido a la EII. Al realizar sustituciones y ajustes bien pensados, podrá disfrutar de los sabores tradicionales y al mismo tiempo priorizar la salud intestinal. ¿El factor más importante? Escuche a su cuerpo y personalice recetas según lo que funcione mejor para usted.
