¿Se puede hacer ejercicio con una infección renal?

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Las infecciones renales, también conocidas como pielonefritis, pueden hacer que incluso un simple movimiento sea incómodo. Si bien la idea de hacer ejercicio puede parecer lejana cuando le duele la espalda y le dan escalofríos, comprender las implicaciones del ejercicio durante una infección renal es clave para una recuperación segura.

La naturaleza de la amenaza: infecciones renales

Una infección renal comienza como una infección típica del tracto urinario (ITU) en la uretra o la vejiga. Sin embargo, bacterias como E. coli o estafilococos pueden viajar hasta los riñones y provocar pielonefritis. Varios factores aumentan su riesgo, entre ellos:

  • Cálculos renales o agrandamiento de la próstata que dificultan el flujo de orina.
  • Reflujo vesicoureteral, donde la orina fluye hacia atrás hacia la vejiga en lugar de salir.
  • Condiciones de salud subyacentes como diabetes o VIH.
  • Ser mujer debido a una uretra más corta que permite un viaje bacteriano más fácil.

Reconocer las señales de advertencia

Las infecciones renales a menudo se manifiestan con fiebre, escalofríos, dolor intenso en la espalda o el costado, sensación de ardor al orinar, sangre en la orina y ganas frecuentes de orinar. Es fundamental consultar a un médico de inmediato porque las infecciones renales no tratadas pueden provocar complicaciones graves.

Mover el cuerpo cuando estás enfermo: un delicado equilibrio

Desafortunadamente, las pautas específicas para hacer ejercicio con una infección renal son limitadas. Sin embargo, los consejos generales sobre el manejo del dolor de espalda durante una enfermedad ofrecen alguna orientación.

Escucha tu cuerpo

La gravedad de sus síntomas dicta el mejor curso de acción. Si siente un dolor insoportable, descansar es esencial para recuperarse mientras los antibióticos funcionan.

Movimiento suave: una posible ayuda

Si el dolor lo permite, el ejercicio suave podría resultar beneficioso. Los expertos sugieren actividades de bajo impacto como andar en bicicleta, caminar o hacer yoga para aliviar potencialmente las molestias de espalda. La natación, que a menudo se recomienda para el dolor de espalda, debe evitarse durante una infección urinaria o una infección renal debido al riesgo de empeorar la afección o causar complicaciones.

Hidratación: tu héroe anónimo

Independientemente de sus opciones de ejercicio, mantenerse hidratado es primordial cuando se lucha contra una infección renal. La deshidratación puede exacerbar los síntomas. El Dr. Anthony Kouri, cirujano ortopédico, enfatiza que beber muchos líquidos antes, durante y después de cualquier actividad elimina las bacterias del tracto urinario y ayuda a combatir la deshidratación que a menudo se asocia con infecciones renales.

Recuerde, si bien es posible realizar movimientos suaves durante una infección renal, es fundamental priorizar el descanso y la recuperación, consultar a su médico para obtener asesoramiento personalizado y priorizar la hidratación en todo momento.